Por decir algo...
El (Beta)Blog de Agustín Raluy
martes, noviembre 30, 2004
Michael Nyman, delincuencia e incentivos de grupo
Anoche asistí al concierto de la Michael Nyman Band en el Auditorio de Zaragoza, dentro del ciclo 'Jazz Zaragoza 2004'. Y bueno... a decir verdad si han metido a esta banda en el ciclo de jazz habrá sido porque a) Michael Nyman pasaba por aquí y b) el de jazz es el ciclo que hay en Zaragoza para estas fechas y no otro, porque desde luego jazz lo que se dice jazz, no era.
En todo caso fue un gran concierto, de eso no cabe duda. A Michael Nyman se le conoce principalmente como compositor de bandas sonoras para cine, aunque también ha compuesto otro tipo de obras, como óperas. En esta ocasión presentó sus piezas más conocidas al piano tanto en solitario como acompañado de su banda (un total de once músicos). Fui al concierto con un grupo de gente, y antes de entrar comentábamos lo que habíamos escuchado previamente de este compositor. Y es curioso ver que casi nadie de nosotros tenía material original (CDs) suyos: algunos tenían alguna banda sonora pirateada, otros se habían dejado convencer para ir al concierto sin haber escuchado nada previamente, otros se acordaban fragmentos que habían escuchado en alguna película... En mi caso, por ejemplo, tenía 3 CDs suyos no originales, copiados. ¿Quiere decir eso que somos unos delincuentes? ¿Que hemos estado robando sistemáticamente al señor Nyman? ¿Que queremos matar la música y que los músicos se mueran de hambre? ¿Que merecemos la carcel y el castigo divino?
En ese caso... ¿qué hacíamos pagando 20€ cada uno de nosotros para escuchar a un señor al que no conoceríamos si no hubiésemos pirateado esos discos? Si multiplicamos ahora esa cantidad por el aforo del auditorio, por todas las actuaciones que la banda puede dar en un año (se puede consultar en la web) y le sumamos los discos que pueda vender... pues diría que se puede vivir dignamente. ¿O no?
Pero sigamos con el concierto... hasta verlo terminar. En ese momento el público apalude entusiasmado mientras el propio Nyman y los componentes de la banda hacen reverencias complacidos. El público sigue aplaudiendo. Los músicos se retiran pero el público continúa batiendo palmas. Unos segundos después aparecen de nuevo con más reverencias. Continúa el clamor... en este punto alguna conexión neuronal se activa en mi cabeza y empiezo a establecer relaciones entre lo que estoy viviendo y la clase que había dado ese mismo día. Había hablado de los distintos sistemas de retribución y de los programas de incentivos laborales destinados a aumentar la productividad de los trabajadores. A decir verdad no fue una de mis mejores clases: no me sentía demasiado cómodo contando algo tan teórico, pese a los ejemplos utilizados, y además el nivel de atención en la clase estaba bajo mínimos. Me vi a mí mismo, aplaudiendo, y pensando en por qué lo hacía. ¿No había mostrado ya mi satisfacción? ¿Por qué seguía entonces? ¿Por qué seguía todo el auditorio aplaudiendo?
Seamos sinceros: porque queríamos un bis. Y por cierto que lo conseguimos. Y quisimos un después un segundo, y también lo conseguimos. Entonces pensaba: un grupo de gente realizando una labor de forma coordinada (aplauso) poniendo empeño adicional para conseguir un objetivo (bis). ¿No es precisamente eso un incentivo de grupo? Y es que, muchas veces, cinco minutos de 'vida real' pueden ser más bastante más instructivos que cincuenta de clase...
Publicado por AguR a las 11:19
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